Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. Carmen Martín Gaite.
Cuando Tamara de Lempicka se instala en París en 1918, le acompaña un marido guapísimo muy poco dispuesto a abandonar la existencia moscovita de lujo y desenfreno que les arrebataron los bolcheviques. ☞
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