Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. Carmen Martín Gaite.
La buscaba porque vivía oculta, al margen del ruido del mundo, de las miserias del mundo, de sus propias miserias. La buscaba porque sólo la intuía en la penumbra, como un fantasma de sí misma. ☞
Este el paisaje: un proyecto de estado gárgola con el hocico metido en los asuntos privados de la ciudadanía, impuestos desbocados, desgobierno y esperpento político. ☞
Cuenta el ranking World Happiness Report 2018 que Finlandia es el país más feliz del mundo, el más estable, el más seguro, transparente y equitativo. ☞
Cada año, a partir de abril o mayo, se me olvida el invierno. El sabor a desaliento, el mito deshonesto del cielo de Madrid, la eternidad de árboles pelados, la insensatez de esos pobres almendros desafiando a febrero. ☞
Brasilia, Camberra, Chandigarh, Dubai, Abu Dhabi, Doha…, todas ellas vestidas de una belleza estatuaria digna de museo, parecen estar esperando que alguien les insufle vida. ☞
Reivindico el esplendor, el fasto de los belenes hermosos. Las figuras colosales, bellísimas, vestidas de sedas y brocados, que olían a chimenea, a volutas plateadas, que sabían a Navidad. ☞
Odio la textura de la nieve, el color de la maldita lluvia, el ruido del granizo, el sabor ácido de las nubes oscuras. Odio resbalar sobre la escarcha blanquecina de los amaneceres de invierno, rascar los cristales del coche, el olor a calle en el ascensor. ☞
Hay días desordenados, furiosos. Sucios, sombríos o apagados; grises, tal vez negros. Días perversos en los que nada sucede. O sucede demasiado y entonces te consume la urgencia. ☞
Aunque se esforzaba por adivinar cómo había llegado hasta allí, solo veía una luz irreal, la nieve amontonada a ambos lados de la acera, la indiferencia del policía ☞
En las calles blancas y frías se impone la ley del silencio, un silencio que sólo el silbido de un viento gélido se atreve a romper. El mismo que golpea las contraventanas aún abiertas para permitir que la habitación se ilumine con los últimos suspiros de esa pálida luz invernal. Fuera empieza a nevar. ☞
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