Hannah Arendt: ‘Nadie tiene el derecho a obedecer’.
No sé si Hannah Arendt consideraría la arenga populista del siglo XXI como el nuevo dialecto de la retórica absolutista. Pero tal y como retrata en ‘Los orígenes del totalitarismo’ el uso de la propaganda y del lenguaje como herramienta para adoctrinar y erosionar toda verdad y moralidad, tengo la impresión de que lo interpretaría como el (in)digno heredero de aquellos regímenes autoritarios tan perniciosos para la libertad y la dignidad del ser humano que creíamos erradicados en la sociedad occidental moderna.