Diálogos de Libro

Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. Carmen Martín Gaite.

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Fantasma.
Relatos

Fantasma.

Ana M. Serrano

La buscaba porque vivía oculta, al margen del ruido del mundo, de las miserias del mundo, de sus propias miserias. La buscaba porque sólo la intuía en la penumbra, como un fantasma de sí misma.

Egos, insolencia y desgobierno.
Cosas mías

Egos, insolencia y desgobierno.

Ana M. Serrano

Este el paisaje: un proyecto de estado gárgola con el hocico metido en los asuntos privados de la ciudadanía, impuestos desbocados, desgobierno y esperpento político.

Finlandia.
Cosas mías

Finlandia.

Ana M. Serrano

Cuenta el ranking World Happiness Report 2018 que Finlandia es el país más feliz del mundo, el más estable, el más seguro, transparente y equitativo.

Invierno.
Relatos

Invierno.

Ana M. Serrano

Cada año, a partir de abril o mayo, se me olvida el invierno. El sabor a desaliento, el mito deshonesto del cielo de Madrid, la eternidad de árboles pelados, la insensatez de esos pobres almendros desafiando a febrero.

Ciudades de diseño.
Cosas mías

Ciudades de diseño.

Ana M. Serrano

Brasilia, Camberra, Chandigarh, Dubai, Abu Dhabi, Doha…, todas ellas vestidas de una belleza estatuaria digna de museo, parecen estar esperando que alguien les insufle vida.

El frío.
Cosas mías

El frío.

Ana M. Serrano

Odio la textura de la nieve, el color de la maldita lluvia, el ruido del granizo, el sabor ácido de las nubes oscuras. Odio resbalar sobre la escarcha blanquecina de los amaneceres de invierno, rascar los cristales del coche, el olor a calle en el ascensor.

Los días rojos.
Cosas mías

Los días rojos.

Ana M. Serrano

Hay días desordenados, furiosos. Sucios, sombríos o apagados; grises, tal vez negros. Días perversos en los que nada sucede. O sucede demasiado y entonces te consume la urgencia.

Sospecha – II.
Relatos

Sospecha – II.

Ana M. Serrano

Aunque se esforzaba por adivinar cómo había llegado hasta allí, solo veía una luz irreal, la nieve amontonada a ambos lados de la acera, la indiferencia del policía

Sospecha. I.
Relatos

Sospecha. I.

Ana M. Serrano

La noche del 19 de noviembre, el silencio reinaba en el pequeño hotel de Kitzbühel. Anke dormitaba apoyada sobre el mostrador…

Cuatro siestas. III-Invierno.
Relatos

Cuatro siestas. III-Invierno.

Ana M. Serrano

En las calles blancas y frías se impone la ley del silencio, un silencio que sólo el silbido de un viento gélido se atreve a romper. El mismo que golpea las contraventanas aún abiertas para permitir que la habitación se ilumine con los últimos suspiros de esa pálida luz invernal. Fuera empieza a nevar.

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