En otoño las calles no duelen. Ni la lluvia. Al contrario. El otoño calma y colma la sed de sosiego. Las esquinas se redondean, se vuelven sinuosas. Nada pincha. ☞
Mientras escribe agitada por el levante gaditano, lee en Internet —las cosas estas de la era digital— una historia de mujeres, de una mujer. Habla de amor y rebeldía. La historia. También de ira y de obstáculos. ☞
Aprendí a leer a los cinco años. Mi madre asegura que a los cuatro le leía cuentos a mi hermano pequeño. ☞
Callejones de suburbio. Rejas oxidadas en las ventanas, algún que otro cristal roto, muros desconchados, telefonillos quemados, cabinas reventadas, broncas y jeringuillas. ☞
Aunque se esforzaba por adivinar cómo había llegado hasta allí, solo veía una luz irreal, la nieve amontonada a ambos lados de la acera, la indiferencia del policía ☞