El bucle
Te levantas, es tarde. Has dormido mal. Te duele la cabeza. Despacio, vas a la cocina. Piensas en todo y en nada, en ella… El bucle.
MenuNadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. Carmen Martín Gaite.
Un flechazo de los de verdad, de esos que son como tienen que ser, de los que ocurren cuando menos te lo esperas. Porque para enamorarse en condiciones es requisito indispensable no pensar en ello, porque los flechazos de película no se buscan, te encuentran. Vamos a imaginarnos un flechazo de esos…
Un flechazo de los de verdad, de esos que son como tienen que ser, de los que ocurren cuando menos te lo esperas. Porque para enamorarse en condiciones es requisito indispensable no pensar en ello, porque los flechazos de película no se buscan, te encuentran.
Vamos a imaginarnos un flechazo de esos…
Para empezar, hay que ponerse en una situación muy normal, cotidiana, aburrida y tirando a incómoda. Por ejemplo: la típica mañana que sales de casa veinte minutos después de lo previsto, acelerada y mirando el reloj «¡Buf!, llego tarde otra vez». Para colmo arrancas el coche y ¡zas! se enciende la lucecita de la reserva, «¡vaya hombre, lo que faltaba!» Y allá vas, a la gasolinera, nerviosa y refunfuñando… Por supuesto, como es habitual, no te acuerdas en qué lado está el tapón del depósito de gasolina y has dejado el coche demasiado separado del surtidor, así que te toca pelear con la dichosa manguera mientras una maldita máquina expendedora te da instrucciones con esa voz odiosa y plana…, ¡aggg! Vamos, que no gritas porque está feo; por fin, a tirón limpio y jurando en arameo consigues llenar aquello.
El bolso abierto y desordenado, los pelos revueltos tapándote los ojos por culpa de la lucha y ese viento de los mil demonios, una uña rota…,¡mierda! En fin, que de esa guisa te armas de paciencia y te dispones a esperar turno en una fila kilométrica. Claro, no podía ser de otro modo. Mientras impaciente taladras el suelo (y los oídos del resto) con el tacón, sientes un ligero toque en el hombro y te vuelves, furiosa, pensando «¿y ahora tú de qué vas?» Pero no dices nada porque en un instante has perdido el habla y la consciencia –la conciencia aun no, pero todo se andará– y se te ha olvidado el cabreo y la uña y el reloj…, y sólo ves unos ojos inmensos, una sonrisa espectacular, una mano masculina, morena y bien cuidada y a su dueño devolviéndote todo el reguero de intimidades que ese bolso abierto había ido dejando en el corto trayecto de tu coche a la fila.
No está mal, ¿verdad?
Bueno, pues ahora os voy a contar otro flechazo, real. Yo no estaba de mal humor ni me encontraba en ninguna gasolinera; tampoco soplaba el viento ni se me había roto una uña. No. Estaba en casa, tan tranquila, sentada delante del ordenador cuando de repente –como debe ser– un tal loff.it me dio un «toque» en Twitter. Curiosa, fui a ver quién era. Una mirada me bastó para caer rendida y ya no quise salir de allí. Así que me quedé. Hoy –366 días y 2281 «reviews con corazón» después– sigo tan enamorada como al principio. ¿Qué digo “tan”? ¡Más, mucho más! Porque aquí me siento bien, feliz, libre, alegre; porque aquí, además, me he encontrado con los sueños de Ricardo, los de Alicia y los de Berta; los sueños de Ángela, Fátima, Marta C. y Marta A., Victoria (y Teresa), Noelia, Tania, Sofía, Rebeca, Pau (el escurridizo), Jaime, Jorge, Fernando, Rocío, Trykita, Pedro y la tremendísima Lili Lipztig (que me encanta, nadie vaya a pensar lo contrario). Porque aquí todos bailamos al mismo son, al son de la música de Iñaki. Porque la elegancia, el diseño, la calidad y el buen gusto que loff.it destila solo puede fabricarse con corazón, con pasión, con ilusión, dibujando sueños y escribiéndolos, creyendo en ellos. Y por eso loff.it «ES» . Y por eso, los reviews con corazón son nuestra bandera y “Life Looks Good” nuestro himno. Y los vuestros, los de todos aquellos que cada día os asomáis al corazón de loff.it haciéndolo aun más grande. Porque sin vosotros, tampoco sería lo mismo.
No me olvido de los que estuvieron (Marta M., Pedro M., Marta L., Adrián, Camino)
Y adelanto una cariñosa bienvenida a quienes estáis por llegar. 😉
Life Looks Good! #
18 de marzo de 2012
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