
Fantasma.
La buscaba porque vivía oculta, al margen del ruido del mundo, de las miserias del mundo, de sus propias miserias. La buscaba porque sólo la intuía en la penumbra, como un fantasma de sí misma.
MenuNadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. Carmen Martín Gaite.
En las calles blancas y frías se impone la ley del silencio, un silencio que sólo el silbido de un viento gélido se atreve a romper. El mismo que golpea las contraventanas aún abiertas para permitir que la habitación se ilumine con los últimos suspiros de esa pálida luz invernal. Fuera empieza a nevar.
Las calles blancas y frías imponen la ley del silencio, un silencio que sólo el silbido de un viento gélido se atreve a romper. El mismo que golpea las contraventanas aún abiertas para permitir que la habitación se ilumine con los últimos suspiros de esa pálida luz invernal. Fuera empieza a nevar.
En el interior de la cálida habitación la leña crepita en la chimenea mientras las llamas danzan al compás del piano. Un mullido sofá y el dulce olor a chocolate caliente y madera se funden con la luz azulada que se cuela por la ventana; todo languidece, el tiempo se estremece ante la melancolía que invade esa fría tarde invernal e invita a dormitar. Una mujer delgada y bella se abriga con una manta; se abraza a ella suave y sinuosa como el fuego que contempla entre sueños y entre sueños murmura un nombre masculino.
Siente sus brazos fuertes y morenos rodeando su cintura, suspira y, a su pesar, sonríe. Un soplo de aire congelado agita la manta y los rizos castaños esparcidos por el sofá; ella se revuelve incómoda, siente el frío y sus músculos se tensan. Sabe que está lejos y no quiere recordar, sabe que está lejos precisamente para no recordar. Pero el maldito recuerdo, tan implacable como el viento que sacude la tarde se empeña en perseguirla; no importa lo lejos que huya ni lo profundo que se esconda, él siempre sabe cómo encontrarla para zarandear y poner del revés su mundo. Lentamente…, todo transcurre lentamente, adormecido y cansino. Todo, menos el recuerdo.
Reina, 13 de julio
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