Diálogos de Libro

Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. Carmen Martín Gaite.

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Abogado de día, poeta de noche.

Puede parecer el título de una película de "serie B", pero es la pura verdad cuando hablamos de Edgar Lee Masters.

Edgar Lee Masters

Puede parecer el título de una peli chunga de serie B, pero es la pura verdad cuando hablamos de Edgar Lee Masters, poeta norteamericano perteneciente al movimiento literario “Renacimiento de Chicago”, pionero de la corriente definida como revolt from the village y autor de una de las obras capitales de la poesía norteamericana del siglo XX, la Antología de Spoon River (1).

Pero vamos por partes.

Edgar Lee Masters nació en Garnett (Kansas) en agosto de 1868. ¿Por qué comienzo con un dato tan trivial? Porque para ahondar la obra y la personalidad de un escritor tan peculiar ubicar al personaje en espacio y tiempo es fundamental. Estados Unidos se preparaba para vivir cambios sociales, políticos y culturales que iban a romper con su historia más inmediata. En ese ambiente agitado nuestro escritor abraza las posturas más liberales y democráticas y ya en 1898 (en plena guerra hispano-norteamericana) comenzó a dolerle su país, el imperialismo incipiente y lo que él consideraba como el fin de la esperanza de una verdadera democracia.

Anticlerical, liberal, fumador, bebedor (en plena ley seca, ojo), partidario del amor libre, defensor de los trabajadores, las huelgas y los sindicatos, Masters vivió a caballo entre el ejercicio del derecho —profesión impuesta por su  padre— y su pasión por la poesía. Una dualidad que en aquella época suponía una gran contradicción pues su ambiente profesional era más bien hostil hacia la literatura. Además, el tiempo para la lírica se lo robaba a la noche. Pero cuando se publicaron los primeros poemas de Spoon River su vida giró. Y aunque la acogida no fue unánime (ya se encargaron los críticos victorianos y formalistas de acusarle de vulgaridad, irreverencia, escritura escandalosa…), la obra se convirtió en el gran éxito de la época y en un claro antecedente del realismo sucio de C. Bukovski, R. Carver o Richard Ford.

El lugar de nacimiento es clave en la caracterización del paisaje y los personajes que pueblan las páginas (y las tumbas) de la pequeña localidad donde se desarrolla esta antología, pues como ya habréis supuesto Spoon River es una ciudad tan ficticia como Macondo. Basada en recuerdos, experiencias, sucesos, gente conocida o no tanto, la Antología de Spoon River es un extraordinario retrato de la América profunda de principios del s. XX, una crítica social, una protesta lapidaria —nunca mejor dicho pues cada uno de los 244 poemas de la obra son el epitafio grabado en la tumba del personaje— y una verdadera antología de vidas.

Es tan magnífica la obra (escrita en verso libre) que puede leerse como una novela con 244 protagonistas y 19 historias desarrolladas mediante relatos entrelazados. Es tan grandiosa la construcción de cada uno de los personajes, tan espléndida la sucesión de retratos, autorretratos, testimonios, alegatos, confesiones, acusaciones, autodefensas y justificaciones de vidas enteras condenadas al fracaso o al delirio por una sociedad constrictiva y constreñida que me faltan las palabras; sólo me atrevo a dejaros un ejemplo:

 La tierra te hace vibrar el corazón,
y es eso lo que eres.
Y si la gente descubre que sabes tocar el violín,
pues toda tu vida tendrás que rascar el violín.
¿Qué es lo que ves? ¿Una cosecha de trébol?
¿O el prado que hay que cruzar hasta el río?
Hay viento en el maíz; te frotas las manos
viendo el ganado ya casi apunto para la feria;
o, más bien, escuchas un susurrar de faldas
como el de las muchachas cuando bailan en Little Grove.
Para Cooney Potter (2) una columna de polvo
o un remolino de hojas significaban sequía ruinosa;
a mí me parecían como Sammy el Pelirrojo
bailando el «Toor-a-Loor».
¿Cómo podía yo cultivar mis veinte hectáreas,
y no digamos llegar a tener más,
con el potpurrí de cuernas, fagots y flautines
que llenaba mi cerebro sólo con que oyera a los cuervos y petirrojos
y el rechinar del molino de viento?
Y jamás en toda mi vida me puse a arar
sin que se para alguien en la carretera
y me llevara a un baile o una excursión.
Acabé con veinte hectáreas;
acabé con un violín roto…,
con una risa rota y mil recuerdos,
pero sin un solo pesar.

(1) ¡Ojo con las traducciones! Al ser poemas en verso libre (traducir poesía es una labor difícil y ardua), he visto auténticas atrocidades que desvirtúan por completo la versión original. Os recomiendo la edición de Cátedra. Además de una magnífica introducción que nos ayuda a comprender los sutiles matices de la obra, la minuciosa traducción de Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro respeta al máximo la estructura lírica de la obra, el ritmo, los paralelismos y contrastes, así como los diferentes niveles del lenguaje, desde el coloquial rural hasta el clásico, romántico, científico… que autor emplea en función del personaje.
(2) Cooney Potter: protagonista del poema inmediatamente anterior. Heredó veinte hectáreas y a base de sacrificio logró tener quinientas, pero no satisfacción.

+

Título: Antología de Spoon River
Autor: Edgar Lee Masters
Traducción: Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro
Colección: Letras Universales
Páginas: 384
Publicación: Marzo de 2014
Precio: 15,70 €
ISBN: 978-84-376-3246-9

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