Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. Carmen Martín Gaite.
No, ChatGPT no le va a quitar el trabajo a los creadores
Ni ChatGPT ni ninguna otra herramienta de escritura basada en AI. Al menos por ahora. No sólo mi experiencia personal y la de compañeros de oficio avalan afirmación tan rotunda. Los propios textos generados por la herramienta revelan infinidad de carencias. La más importante, la creatividad.
Ni ChatGPT ni ninguna otra herramienta de escritura basada en AI. Al menos por ahora. No sólo mi experiencia personal y la de compañeros de oficio avalan afirmación tan rotunda. Los propios textos generados por la herramienta revelan infinidad de carencias. La más importante, la creatividad.
No es la única. ChatGPT es un generador de texto basado en inteligencia artificial. Como tal, es capaz de escribir con bastante coherencia, incluso con corrección, artículos periodísticos, narraciones, guiones y hasta poemas. También compone canciones, analiza documentos y resuelve problemas matemáticos. Pero si alguien cree que puede publicar a pelo todo lo que vomita el rapazuelo de OpenAI, o no lo ha probado nunca o no le importa lo más mínimo firmar textos básicos, planos y carentes de chispa. Ni tiene prejuicio alguno a la hora de publicar no importa qué, sea veraz o un bulo como un piano.
Educado para obedecer
A ChatGPT le han educado para obedecer. Y obedece. Cuando se le da una orden (escribe un texto, genera titulares seo, elabora un esquema para un artículo…), la ejecuta con diligencia. Porque si los usuarios no lo atoramos con millones de mandatos al mismo tiempo, el inventito responde ligero. ¿Qué ocurre si no dispone de la información suficiente? Pues que copia, claro. E inventa. Y rellena (ríanse de la trufa del roscón). Lo que haga falta para satisfacer el apetito del humano opresor.
Y mira que la criatura lo advierte: que noble es, además de eficiente. “Ocasionalmente, puedo generar información incorrecta, instrucciones dañinas o contenido sesgado”. Eso, unido a su desconocimiento —le falta formación— de cualquier evento posterior a 2021, proporciona un mapa bastante preciso sobre lo que se puede esperar de él. Porque también le falta experiencia.
Que evolucionará a mejor y a paso de gigante, sin duda. No hay más que ver el brío con el que se ha expandido tras su irrupción en la cotidianidad digital, allá por el mes de noviembre.
Y no sólo en el contexto doméstico que le vio nacer. El magnate Gates, que no pierde comba, no tardó en aprovechar su cuota OpenAI para crear su propio agente vinculado a Bing, el motor de búsqueda de Microsoft. También Google se apresuró a conectar Bard (aunque, de momento, no parece que la jugada le haya resultado útil). Veremos. Por ahora, el robotito de Google sólo acepta visitas previa cita.
Qué puede hacer ChatGPT
A día de hoy, ChatGPT resulta muy útil a la hora de aligerar el peso de tareas rutinarias. El creador puede así dedicar el tiempo a lo importante: desarrollar su ingenio.
Contesta de manera correcta los correos electrónicos y programa reuniones.
Genera titulares optimizados para SEO. A veces, hay que insistirle. Pero suele obtener alguno brillante.
Lo mismo respecto a metadescripciones y palabras clave. Que no les abrume repetir la misma orden. Trabaja de muy buena gana.
Cambia el tono y/o el estilo de los textos.
Traduce con calidad a diferentes idiomas.
Resume textos tediosos y crea listas, tablas de contenido, extractos y esquemas.
Redacta tutoriales.
Ayuda a buscar temas concretos para artículos cuando se nos atasca el intelecto. Ya saben: no olviden contrastar. Que es muy pillo.
En comercio electrónico es muy hábil describiendo los productos.
Escribe fórmulas para Excel y códigos de programación.
Qué promete ChaptGPT 4
Dicen sus progenitores que ChatGPT 4 “es el sistema más avanzado de OpenAI”. Que genera respuestas más seguras y útiles y resuelve problemas difíciles con mayor precisión. “Tiene un 82 % menos de probabilidades de responder a solicitudes de contenido no permitido y un 40 % más de probabilidades de producir respuestas fácticas”. Eso afirman.
Aseguran que el recién nacido (vino al mundo el pasado mes de marzo) es más veloz y creativo porque le han inyectado una hormona de entendimiento que le permite aprender mucho más deprisa y crear modelos de lenguaje cada vez más complejos. Eso sí, aunque recibe entrenamiento de alta intensidad, su cerebro sigue siendo el mismo.
¿Cómo se accede a la versión VIP del chat? Pagando. Obvio. ChatGPT Plus ofrece mayor sofisticación, respuestas más precisas y completas, datos actualizados y más calidad de redacción. La gran novedad radica en su capacidad de comprender imágenes (no olvidar que la factoría OpenAI dispone de dos IAs capaces de procesar conceptos visuales: Dall-e y Clip).
Y no, malpensantes, no he escrito este artículo con la ayuda de ChatGPT. Pero sí les voy a confesar lo inconfesable.
La criaturita ha creado este extracto:
“Actualmente, ni ChatGPT ni ninguna otra herramienta de escritura basada en inteligencia artificial pueden reemplazar a los creadores de contenido. Aunque estas herramientas son capaces de generar textos coherentes, incluso con corrección, carecen de creatividad. Además, estas herramientas son educadas para obedecer y responder a órdenes específicas, pero cuando no disponen de suficiente información, tienden a copiar y rellenar la información necesaria para satisfacer las necesidades del usuario. A pesar de que ChatGPT seguirá evolucionando, actualmente tiene limitaciones y falta de experiencia. Aun así, esta herramienta resulta muy útil para aligerar el peso de tareas rutinarias, como responder correos electrónicos, generar titulares optimizados para SEO, cambiar el tono y/o el estilo de los textos, traducir a diferentes idiomas. ChatGPT 4 promete ser más avanzado y capaz de generar respuestas más seguras y útiles, resolver problemas difíciles con mayor precisión y crear modelos de lenguaje cada vez más complejos. Sin embargo, no puede sustituir la creatividad humana en la creación de contenido”.
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